Archivo diario: martes, diciembre 27th, 2011

I´m from… ehmm…

«I´m from Villafranca de los Barros«, es lo que siempre he dicho y creo que siempre diré; pero pensándolo bien,  ¿de dónde soy? Ya no pienso que sea de algún lugar en concreto.

He pasado sólo un año y medio fuera de España, mi país (tampoco es tanto tiempo). He estado en Inglaterra y cuando vuelvo a casa para estar con mi gente todo es diferente. Ya no me creo que sea de aquí, pero por supuesto tampoco creo que sea de allí, ni mucho menos. Creo que soy de nowhere. Ese debería ser el título de esta publicación.

Siempre, siempre, repito: cuando vuelvo a casa me siento mejor imposible. Estando con mi familia, mi hermana, saliendo con mis amigos, yendo con otros amigos de cañas, dando vueltas con el coche por el pueblo, saliendo con los colegas de Cáceres… Pero esta vez no. Ya no. Not anymore.

Esta última vez ha sido diferente. He venido de York para pasar las Navidades con mi familia y amigos (lo típico de todo el mundo que está fuera) y todo o casi todo era distinto. Ya no me siento tan cómodo como solía. La casa estaba más vacía, los ánimos no eran los mismos, podía percibir la sensación de familia pero no como antes. Hay una habitación más libre en mi casa y eso se nota. Cuando me voy a la cama a las dos de la mañana y me fijo en que la luz no está encendida entre el filo de la puerta y que no hay nadie dentro pienso que quizás tendría que haberme quedado aquí, que no tendría que haberme marchado.

Pero no es sólo eso. Me siento como si todavía estuviera en Inglaterra, a 2000 kilómetros de distancia. Creo que la gente pensará que sigo allí, pero lo peor es que pueda ser que tenga razón. Esto me hace querer estar far away, me hace pensar en ese tiempo frío, en esa llovizna pesada y molesta, en ese «sorry, I don’t understand you» que digo frecuentemente al hablar con la gente… estoy echando de menos aquello, cuando en realidad no debería. Si echo de menos aquello es por ellos. Yo vengo aquí a ver a todo el mundo y ese «todo el mundo» no me quiere ver a mí.

Así que he llegado a la conclusión de que los mejores momentos son esos cuando me peleo con mi hermana (y todo acaba en un abrazo y diciéndole: «¡ainnn mi tronca!«), o esos pequeños instantes en los que abrazo a los que de verdad son amigos míos (los que menos me espero, pero lo que sí sé es que siempre estarán allí por acordarse de mí), o esas veces que salgo a tomar algo con ellos y en los que hablamos de chorradas y frikadas, como si nos hubiéramos visto el día anterior. Eso es lo que en realidad disfruto. El resto sucks.

Por eso precisamente pienso que todavía me queda algo aquí (y que siempre tendré) pero que cada vez pertenezco más a allí. Probablemente mi destino sea eso: estar far away.